Arreaza denunció supuestos preparativos de EE.UU. para intervenir militarmente en Venezuela y llamó al máximo órgano de decisión de Naciones Unidas a pronunciarse para que “se descarte esa opción por completo”.
“Pedimos que puedan acordar y suscribir una resolución rechazando la amenaza y el uso de la fuerza” contra Venezuela, señaló en un discurso de más de media hora ante el Consejo de Seguridad.
El ministro insistió entre otras cosas en que la operación humanitaria impulsada el sábado por la oposición con el apoyo de EE.UU. fue una “grosera agresión” contra la soberanía nacional y culpó a los antichavistas de la violencia.
Arreaza mostró al Consejo de Seguridad fotografías de los choques, asegurando que demostraban ataques por parte de manifestantes que llegaban desde Colombia junto a los camiones con ayuda.
“Nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, nuestra Policía Nacional Bolivariana pudo contenerla sin el uso de ningún tipo de fuerza letal”, aseveró, subrayando que la mayoría de los heridos fueron miembros de las fuerzas del orden.
Además, culpó a los opositores del incendio de camiones con ayuda en la frontera colombiana y aseguró que, cuando las fuerzas del orden los inspeccionaron después, encontraron en los vehículos no sólo alimentos sino también alambres y clavos utilizados para crear barricadas y armas.
Respecto a la muerte de cuatro personas en la frontera con Brasil, el canciller aseguró que las autoridades están investigando lo ocurrido.
En su larga intervención, Arreaza arremetió contra Estados Unidos, contra la Unión Europea (UE) y contra varios países latinoamericanos por respaldar al líder del Parlamento venezolano, Juan Guaidó, quien se proclamó presidente interino del país.
Según el titular de Exteriores, sin embargo, ese “golpe de Estado” ha “fracasado”.
Así se lo dijo directamente al enviado de EE.UU. para Venezuela, Elliott Abrams, que representó a Estados Unidos en la reunión del Consejo de Seguridad.
“Lea mis labios. Fracasó”, le insistió en inglés.
Venezuela vive una situación de inestabilidad política desde el 10 de enero, cuando Nicolás Maduro volvió a tomar posesión del cargo de presidente tras imponerse en las elecciones de mayo pasado, no reconocidas por parte de la comunidad internacional y por la oposición.
El 23 de enero el opositor Juan Guaidó invocó varios artículos de la Constitución venezolana para defender que, como jefe del Parlamento, podía declararse presidente interino del país al considerar “ilegítima” la toma de posesión de Maduro.