El estudio, elaborado por el Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de la UNU (INWEH), con sede en Canadá, analizó por primera vez la efectividad y costo de 23 tecnologías que existen hoy en día para erradicar el arsénico del agua.

De las 23 tecnologías, solo la mitad consiguieron eliminar esa sustancia a niveles adecuados.

La investigación también constató que en varios países las tecnologías utilizadas no depuran el agua según los estándares establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En 2010, la OMS recomendó que el agua potable tuviese una cantidad máxima de arsénico de 10 microgramos por litro, aunque en lugares como Bangladesh esa cifra se sobrepasa con amplitud.

En Bangladesh, el estándar nacional es de 50 microgramos por litro, pero incluso esa cifra no es respetada y se estima que unos 20 millones de personas en ese país consumen agua con niveles de arsénico superiores.

Los científicos del INWEH calcularon que en todo el mundo millones de personas consumen cada día agua con niveles de arsénico que pueden llegar hasta los 100 microgramos por litro.

Por ello, el informe consideró que la “tecnología de eliminación de arsénico solo debería ser vista como eficiente si cumple con los estándares de la OMS”.

Los dos principales autores del estudio, los doctores Yina Shan y Praem Mehta, señalaron que el consumo de arsénico puede provocar graves daños a la salud, como arsenicosis (debilidad muscular y transtornos psicológicos), lesiones dermatológicas y cáncer de pulmón, hígado, riñón, próstata o piel.

El director del INWEH, Vladimir Smakhtin, declaró que “este informe tiene como objetivo ayudar a acelerar la extensa implementación de medidas de mitigación para aliviar y, en último caso, erradicar, la contaminación con arsénico del agua potable en la próxima década”.