En una calurosa tarde sabatina, la música llamaba a los fanáticos a disfrutar de cada uno de los shows del Cosquín Rock, un evento creado por el productor José Palazzo que se viene realizando desde el 2001 y que ahora se extiende por varios países del Continente Latinoamericano.
A las 15:00 hs el grupo nacional La Nuestra dio apertura al Cosquín Rock, un show marcado por el reggae, el rock latino y la cumbia. Posteriormente subieron a escena Entre Hojas, la raperaMissmaella y una de las bandas paraguayas más importantes de rock Salamandra. No faltaron tampoco las agrupaciones locales Villagrán Bolaños y Kita Pena, que cuentan con una gran cantidad de seguidores.
Considerado como uno de los platos fuertes de la jornada maratónica musical, a las 19:00 hs le tocó el turno de subir al escenario a Eduardo Skay Beilinson, una de las figuras más representativas del rock argentino. El exguitarrista y cofundador de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota fue el primero que congregó a una gran cantidad de personas, quienes vestidos con las remeras de sus grupos favoritos corrían hasta situarse lo más cerca posible del escenario.
El repertorio de Skay incluyó “Oda a la sin nombre” y “El golem de Paternal”, temas que forman parte de su carrera como solista. Asimismo, recordando a su ex grupo, la leyenda del rock argentino hizo vibrar, saltar y bailar al público con el pogo más grande al son de “Jijiji” y de “Criminal Mambo”, clásicos que compuso junto al Indio Solari.
En el escenario contiguo, luego de Beilinson, Manu Chao hacía su primera presentación musical en nuestro país. Con una guitarra acústica y sentado en un banquito, el cantante franco- español deleitó a miles de almas con temas como “Desaparecido”, “Bongo bong”, “La despedida” y “Welcome to Tijuana”. El viernes a la noche Manu Chao ya se había presentado en el centro cultural La Chispa, donde había hecho un anticipo de lo que sería el Cosquín Rock.
Tras finalizar la presentación de Manu Chao y despidiéndose con un “Aguije, prometo volver Paraguay”, aparecieron los Kchiporros en el otro escenario, haciendo bailar a un multitudinario público al ritmo de temas como “Señor Pombero”, “La Lamparita” y “Los Ojos Rojos”.
A las 21:30 hs subía al escenario “Ciro y los Persas”, otro de los números principales de la noche. El público aclamaba la presencia del exintegrante del grupo argentino “Los Piojos”, quien había iniciado su carrera como solista en el 2009. Sus músicos demostraron gran calidad y por sobre todo, Ciro Martínez, quien con su talento, hizo bailar a los fanáticos que se unieron en una sola voz, entonando cada una de las canciones.
“Mírenla”, “Astros”, “Me gusta” y “Antes y Después”, fueron algunos de los temas que el músico argentino y su banda tocaron. Asimismo, para el mayor disfrute, no faltaron los clásicos “Tan solo”, “Verano del ‘92” y “Como Alí”, de su ex grupo “Los Piojos”, provocando euforia en el público. Se podría decir que Ciro hizo un viaje al pasado haciendo rememorar momentos con sus canciones.
Luego de una larga espera de 20 años, la agrupación argentina Las Pelotas hizo su primera aparición en suelo paraguayo. Liderado por Germán Daffunchio, la banda hizo un recorrido por temas como “Cuándo podrás amar”, “Como se curan las heridas” y “Bombachitas rosas”, llevándose los aplausos del público.
El grupo paraguayo Revolber también dijo presente en el festival donde realizó su último concierto en la ciudad de Asunción. Encabezada por Patrick Altamirano, este grupo hizo que la noche se aún más inolvidable.
Ya en horas de la madrugada apareció “la cereza del pastel”, la agrupación uruguaya La Vela Puerca, quienes se encargaron de cerrar el festival. Fusionando el rock y el ska con diversos ritmos, la banda hizo vibrar al público con canciones como “De atar” y “Zafar”. Fue la segunda vez del año que los charrúas se presentaron en nuestro país. Para el remate final de esa mágica noche, el grupo provocó mayor efusividad a los presentes con temas como “Mi semilla” y “Por la ciudad”.
De esta manera concluía el festival, con miras a volver en el 2019, dejando recuerdos imborrables y sentimientos marcados por el amor a la música.